
El sonido de este dúo de hermanos es cíclico, que no repetitivo, y sus discos están concebidos como un todo. Una obra completa que no debe ser escuchada como un conjunto de sencillos inconexos, sino como un espacio temporal unitario. Las canciones son por lo general breves y existe relación entre ellas. Sus creaciones, emparentadas con grupos como Four Tet y Pan Am, se sustentan en bases rítmicas a las que se suman capas de sonido, como si fuese un pastel. Para ello, Boards of Canada viven en un mundo analógico: sintetizadores, instrumentos, samplers, radios. Todo vale.
Estos escoceses amantes de la geometría, gusto que evidencian en sus portadas y vídeos, componen hermosos instrumentales para el siglo XXI. Es posible que su música no resulte emotiva, pero su capacidad evocadora y para crear universos rítmicos es innegable. Asegura el dúo, fan de los Beatles y My Bloody Valentine, que sus composiciones nacen de la tristeza de ciertos recuerdos, cargados de nostalgia
Boards of Canada, que pertenecen a la discográfica sin complejos Warp, son investigadores, científicos que, como químicos, buscan la formulación ideal. En alguna ocasión han reconocido su interés por la vinculación que existe entre los números y la música, así como por los mensajes subliminales, que recorren la obra de dos hermanos enamorados de melodía matemática.
Para escuchar:
Music is math