
Veerner fue el primer encuentro de González con el negocio discográfico. El sueco se enfrenta a su música sólo con una guitarra acústica, la electricidad no existe en su universo. Su principal arma son los arpegios y acordes armónicos, además de una voz grave, íntima y muy personal.
Este disco logró cierto reconocimiento fuera del circuito de la música independiente. Fue gracias a un anuncio de Sony Bravia en el que se podían ver miles de pelotas de colores que caían por una cuesta. Aunque Heartbeats, que así se llama la canción, fue compuesta en realidad por los también suecos The Knife, que la incluyeron en su disco I found the knife. Sus compatriotas sustituían las guitarras por la electrónica y la voz calmada de González por la vibrante voz de su cantante.
Influencias diversas
Al escuchar la música de este bioquímico vienen algunos nombres a la cabeza: Leonard Cohen, Elliot Smith y Nick Drake. Pero González, al hablar de sus preferencias, incluye un listado de artistas cuando menos sorprendente: el malogrado Chet Baker, la Nueva Trova Cubana, Will Oldham, los primeros discos de Silvio Rodríguez, la música brasileña, Fela Kuti y los imprescindibles Jason Molina y Tortoise. Con todos estos nombres se puede intuir que hablamos de un artista al margen de tendencias con una mente abierta y encandilado por las propuestas de músicos con una muy particular forma de entender el mundo. Un iconoclasta.
Ahora, José González vuelve a la carga con In our nature. Como muchos músicos, este creador ha querido mantener el estilo sencillo que caracterizó su primer larga duración. Esto es lógico. González ha conseguido algo que pocos novatos pueden alcanzar: un universo sonoro propio que permite reconocerle a la primera escucha. Su pop personal, serio e introspectivo, tiene un sello que le hace inconfundible.
En esta ocasión a su particular sonido de guitarra, de dotes hipnóticas, ha sumado dos compañeros de viaje en algunas de las canciones: Eric bodin a las percusiones y Yukimi Nagamo, que hace algunos coros. Por lo demás, lo mismo: letras repletas de simbolismo y una proceso de grabación sencillo y casero.
Una curiosidad: José González ha incluido en sus discografía varias versiones. Se atrevió con la electrónica en la mencionada Heartbeats, le hincó el diente a un himno generacional del post-punk: Love will tear us apart y, en In our nature, ha incluido una sorprende visión de Teardrop, de Massive attack. Una preciosa relectura del este clásico actual.
Tras vender más de 700.000 discos -cifra nada despreciable- con su primer álbum, un diario británico dijo: "En un mundo de clones musicales, el sueco es un original y emocionante nuevo talento". Es difícil ser más acertado.