martes, 29 de julio de 2008

La homilía del soul

En los convulsos tardosesentas estadounidenses surgieron figuras que sirvieron para remover la conciencia crítica de ese país. Ideólogos y activistas, en mayor o menor medida, que defendieron nuevos valores y mostraron su intención de cambiar de algún modo aquello que detestaban de su vida cotidiana: el racismo. Rosa Parks, en 1955, no se sentó en la parte de atrás del autobús, tal y como ordenaba la ley entonces, y buscó un hueco en la zona para blancos. Cuando tuvo que ceder su sitió, amenazada por el conductor, no lo hizo. Once años antes, Irene Morgan había sido detenida por lo mismo. Otros fueron más conocidos, como Ernest Green, Martin Luther King Jr y Malcom X. Y entre todos ellos, Nina Simone, la banda sonora original de esta revolución social.

La alta sacerdotisa del soul, como fue bautizada, no sólo contaba con una voz fuera de lo común y poseía una capacidad asombrosa para componer y versionar temas de otros artistas; también tuvo la valentía de asir la bandera del cambio. Los sesenta fueron controversia y, entre tanto caos, la música y las cuestiones sociales se daban la mano.

El año del cambio fue 1964. Simone, de un abrasador talento, ficha por Philips y abandona Colpix. En su primera grabación con la compañía holandesa incluye un tema, Mississippi Goddam, en el que habla abiertamente de las desigualdades entre la comunidad negra y la comunidad blanca. Este tema sirvió de respuesta al asesinato, a manos de un miembro del Ku Klux Klan, del activista Medgar Evers y al bombardeo de una iglesia, en el que murieron cuatro niños.

La pianista, que sufrió el racismo durante su infancia, compone Four women, sobre los estereotipos de las mujeres negras. La canción se convierte en un himno feminista prohibido en algunas zonas de los Estados Unidos. Graba para el álbum Pastel Blues el tema Strange fruit -de la gran reina del jazz Billie Holliday-, en la que se narra la historia de un linchamiento. En el año 1967 canta I wish I knew how it would feel to be free. El 7 de abril de 1968, tres días después del asesinato de Martin Luther King Jr., Nina Simone entona una nueva canción, Why (The king of love is dead). El bajista que le acompañaba, Gene Taylor, la compuso nada más enterarse de la noticia.

Un himno para la comunidad negra
En 1970 Simone, junto a Weldon Irvine, se inspira en la obra inacabada de la dramaturga Lorraine Hansberry para componer To be young, gifted and black. Este tema se convirtió en un himno para la comunidad negra. Aretha Franklin, otra de las grandes, se apodera de él dos años más tarde y lo versiona.

Tampoco falta la polémica en torno a estos años de lucha de la compositora. Durante los sesenta hay quien la sitúa en las estratos más radicales de los movimientos por la igualdad. Se le acusa de no compartir las posiciones de no violencia que promulgaba Luther King, además de defender la fuerza como medio para lograr un estado separado para los afroamericanos. Lo cierto es que militó en las Panteras Negras, aunque sería injusto no enmarcarlo dentro de un periodo de rebeldía y en su contexto histórico y social.

Política a un lado, Nina Simone ha logrado convertirse en un referente para varias generaciones músicos. Lauryn Hill habla de ella, Alicia Keys, también. Jeff Buckley y John Lennon se suman a la lista. Otros la han versionado: Cat Power, The Animals, Bowie, el propio Buckley, Muse y Timbaland.

También consiguió, años más tarde, algunos reconocimientos. Durante su infancia, la artista -la sexta de ocho hermanos- trató de estudiar piano en el Curtis Institute con una beca. Fue rechazada por su color de piel. Unos pocos días antes de morir, en 2003 en Francia, recibía el título honorífico de este prestigioso centro. Después de tanta batalla, por fin lo había logrado.