martes, 22 de mayo de 2007

A la atención de Paul

Estimado Paul:

No quisiera robarte mucho tiempo con estas líneas, pero me veo obligado a dejarte constancia de mi eterno, en un sentido mortal, agradecimiento. Llevo días escuchando una y otra vez, casi de manera enfermiza, 'A day in the life'. No sé que tiene, o sí, pero no puedo dejar de pensar en ella. Me provoca una extraña alegría, agría, que me reconforta.

Analizo la letra, la melodía, la instrumentación. No sé si hay mensajes ocultos o, simplemente, es un conjunto de frases geniales. Bueno, a veces también pienso que podrían ser un conjunto de frases azarosas y un poco estúpidas. No sé, Paul, estoy desconcertado.

Lo dicho Paul, no quería robarte mucho tiempo, porque sé qué con el divorcio estás un poco atareado, así que finalizo esta carta.

Por cierto, Paul, y antes de decir adiós. Sé qué hace tiempo que no os veis ni os habláis, pero si algún día te reencuentras con John, por favor, dale las gracias de mi parte.

Agradecido,
sincopado

P.D. ¿Me podrías enviar una foto firmada de los cuatro?

Para escuchar:

A day in the life

lunes, 21 de mayo de 2007

Allá cada cual

Manolo y Genís -Astrud- forman el dúo más odiado y amado de la música española. Sus detractores acumulan un listado de pegas y reproches. A sus seguidores, simplemente, les gusta. Lo cierto es que Manolo y Genís son arriesgados, personales, irónicos e inteligentes. Que te gusten, o no, es harina de otro costal.

Este par de deslenguados, capaces de asegurar en un concierto en Madrid que no les gusta la ciudad, han trabajado en cuatro discos en los que han dejado claro que tienen un sonido propio y reconocible. Su primer disco grande, 'Mi fracaso personal', mostraba los detalles que se han repetido en sus siguientes trabajos. Repetidos y mejorados.

Poco a poco su sonido se ha refinado, es más tranquilo, pero más intenso. En su último disco, 'Tú no existes', ya no se limitan a los teclados de Genís y la guitarra de Manolo, se dejan acompañar de guitarra, bajo y batería.

Aunque, como siempre, Astrud demuestran que son los mejores sprinters a la hora de poner palabras a su música. Sus letras reflejan con terrible sencillez e ironía breves y rápidas historias que hablan de relaciones, amistad, nadas y naderías, todas ellas encantadoras. En ocasiones su tono es confesional, casi siempre irónico y surrealista y, en algún momento, gamberro, como en su himno 'Hay un hombre en España que lo hace todo' o 'Qué malos son nuestro poetas'.

Astrud, sin pelos en la lengua.

Para escuchar:

Minusvalía

miércoles, 9 de mayo de 2007

El conejo en la chistera

De los sombreros de chistera no sólo sale magia. De ahí salen los conejos de los prestidigitadores y algunas de esas canciones que tienen más de mágicas que de lógicas. Cuando uno mira a su alrededor y descubre lo feo que puede resultar todo, prefiere que quien te lo cuente, al menos lo haga hermoso.

Sparklehorse -nombre tras el que se agazapa Mark Linkous- es una factoria de canciones hermosas, de esas que estremecen y provocan que las piernas no respondan como deberían. Linkous deja que se escape un mundo triste en letras que hablan de ranas, perros que se comen tu pastel de cumpleaños y abejas que mueren en el mar. Música para un noviembre frío, en el que esperas en la cola de la panadería mientras revisas la calderilla que se esconde en los bolsillos.

'It's a wonderful life' es una obra mínima, de ritmo denso, una santa compaña que vaga por el País de las Maravillas de la mano de Poe. Suena a Mercury Rev sin orquesta y a Flaming Lips sin excesos lisérgicos.

Un hermoso encuentro con la chistera que todo el mundo guarda dentro de su armario cuando el día amanece cubierto de nubes grises.

Para escuchar:

It's a wonderful life

La orquesta del pueblo

La historia de la música está llena de grupos que han dedicado su vida a las versiones. Las orquestas de pueblo lo hacen verano tras verano sin asomo de vergüenza y, durante los años sesenta, muchos grupo españoles de 'yeyes' dedicaban su talento a versionar en castellano a grupo británicos. Hayseed Dixie hacen versiones, pero no es un grupo yeye. Lo de la orquesta de pueblo aún no está claro.

Proceden de los Estados Unidos más profundos, esos de peto vaquero y camiseta sin mangas. La leyenda asegura que este cuarteto, de un pueblo de Los Apalaches, descubrió el rock'n'roll al encontrar un coche accidentado repleto de vinilos de AC/DC y Kiss. Ya que el conductor estaba muerto, estos granjeros decidieron tomar en préstamo los discos. Les gustó lo que oyeron, les gustó tanto que decidieron comenzar a tocar esa música, pero a su estilo, a ritmo de bluegrass y hillbilly.

Música como tabaco de mascar
Su sonido es acústico: guitarra, banjo, mandolina, bajo y el arpa de boca (instrumento imprescindible para tocar en el porche de una destartalada casa de Alabama). Su música es ruda, como escupir el tabaco de mascar, y festiva. Huele a cerveza y requiere de un imponente '¡yiiiiiiiiijaaaa!' cuando la banda termina la actuación.

En su último disco, 'Weapons of grass destruction' -título que deja bastante que desear-, amplían el abanico de versiones. El rock más duro deja paso al pop, aunque el resultado es el mismo: bluegrass. Pero la gran sorpresa es descubrir una versión de uno de los grupos más in del momento: Scissors sisters.

Los neoyorquinos más glamurosos, excesivos y fiesteros, amantes de la ropa de cuero y de ABBA; vistos por los leñadores más marchosos y cerveceros de Los Apalaches. Un duelo, al amanecer, en toda regla.

¡Yiiiiiiiijaaaaa!

Para escuchar:

I don't feel like dancing, Scissors sisters



I don't feel like dancing, Hayseed Dixie