Si la melancolía puede ser un lugar habitable, Mark Kozelek cuenta con una suite permanente en ella. El cantante de Red House Painters y Sun Kil Moon es uno de esos seres iluminados capaces de crear bellas canciones, repletas de tristeza y brillantes por su aparente sencillez. Kozelek es un hombre del medio oeste americano, ese lugar donde dicen que sólo la nada es más veloz el paso de los días.
La música de Red House Painters, grupo con el que Kozelek se dio a conocer y probablemente uno de lo mejores grupos de los años 90, se alimenta del sonido de gente como Neil Young, Nick Drake y los legendarios American Music Club. Quizás habría que añadir otros dos nombres a este listado: John Denver y AC/DC, a los que Mark Kozelek ha versionado en múltiples ocasiones.
Red house painters se formaron en el año 1989 en San Francisco y grabaron su último disco en 1998, aunque se publicó en el año 2001. Durante nueve años el grupo facturó un sonido que se encasilló dentro del llamado slowcore (etiquetas, siempre etiquetas). En realidad, la música del quinteto no era más que un rock lento y acústico con canciones largas y descargas de intensidad entre el el sosiego de los arpegios. Pero Kozelek no es un compositor timorato y se atrevió, incluso, a juguetear con el jazz en el que probablemente es el mejor disco del grupo: Ocean beach, álbum en el que se demuestra que los buenos creadores no tienen registros, simplemente hornean buenas canciones.
Pero en el caso de Red House Painters y Sun Kil Moon, hablar sólo de la música es ovidarse de echarle la sal al plato. La letras de Kozelek hablan de amores perdidos, de recuerdos que se recobran, del frío de la ausencia, de la belleza y, en ocasiones la infancia. El compositor del medio oeste es un songwritter, pero, como se ya se ha comentado en otras ocasiones, este concepto no tiene nada que ver con el cantautor latino. Kozelek compone para un grupo, compone de manera global, no para actuar con su guitarra sobre un escenario. Tampoco reivindica nada, no hay crítica social. Simplemente cuenta, comparte, recuerda.
La música del compositor estadounidense es una caja de sorpresas. Hay que meter la mano en ella, con los ojos cerrados, pero sin miedo. El propio Kozelek podría afirmar que aunque lo que se encuentra a veces pueda resultar amargo, siempre se disfruta.
domingo, 16 de septiembre de 2007
Más veloz que el paso de los días
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5 comentarios:
No me digas q stas aun en la ciudadela pasando un domingo bohemio ??yo en casa con la depresión del domingo unida a la de estar sola en el piso hasta mañana por la noxe...uff!!Pamlona es la ciudad desierta cuando tus amigos stán de resaca... me uniría a tu plan :)
bueno...alguna crítica con respecto a mi obras de "arte" ??
Gracias, bèbè.
Bravo, amigo. ¡Qué grato leerte de nuevo!
No dejo de maravillarme de tu prosa musical. Ese "si la melancolía puede ser un lugar habitable" dispara al estómago como un AK-47 del alma. Maldita belleza.
Claps, claps.
Ay, Nahum, yo creo que me ves con muy buenos ojos. Yo creo que es el vínculo emocional creado por la olas de hendaya ;)
Sincopado, no he podido escuchar la canción que acompaña a "Más veloz que el paso de los días". Venía de leer y escuchar Carry Me Ohio y me he venido a toda pastilla a por ésta porque la anterior me encantó.
Kozelek... de este voy a buscar más y es el primero de mi lista "Escuchando a Sincopado"
"los buenos creadores no tienen registros, simplemente hornean buenas canciones" Y esto que dices me encanta porque es como la vida misma: singular en cada persona.
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