Alabado sea Mark. Alabado todo lo que graba, todo lo grabado y lo que le quede por grabar. Alabados sus directos, sus discos piratas, los de versiones y los recopilatorios. Bendito el que le escucha con oídos limpios, el que lo hace con desgana y el que lo desprecia por tedioso. Kozelek es el profeta. Oasis y Coldplay, los fariseos. Tokio Hotel, Melendi y Pignoise, el maligno hecho carne.
Summer dress es el salmo más perfecto del estadounidense. Su versión en directo, desde la sala l'Heliogàbal de Barcelona, es maná. Una confesión de amor en el tono más triste del Medio Oeste. Kozelek no necesita una banda, orquestaciones, vídeos y fuegos artificiales para aplacar la ira de sus fieles, sólo su guitarra, su voz y un chelo.
Recto es su juicio, luz en el sendero. Aléjate de mí U2.
Puede que sólo exista un ente que se alegre -disfrute, goce o similar- con la llegada de septiembre y la vuelta al colegio: El Corte Inglés. Por norma general, para el resto de mortales, el fin del verano es una puñalada fría e inesperada en el costado. La música puede suponer un asa con el que aferrarse a la vivencia marchita del camping-gas, las chanclas y las siesta milenarias con el Tour de Francia de fondo. Que cada periodo estival tiene su propia canción es cierto, algunos veranos tienen varias, muchas. Esto es un ejercicio de nostalgia. El sonido de aquel verano de 2008.
Preston School of Industry (PSOI) es la gemación de Pavement, histórica banda que formó parte de la hornada indie americana de los años 90. De aquella generación de oro Pavement fueron los más divertidos y descarados. Con un sonido entre el pop, el rock y el noise, los californianos conformaron un cancionero notable, con un par de discos sobresalientes: Croocked Rain, Croocked Rain y Brighten the Corners.
En 2000 el grupo se separa y su guitarrista Scott Kannberg, conocido como Spiral Stair, no espera ni medio segundo para juntar a un par de amigos y montar su nueva banda. El nombre lo toma de unos de los más reputados reformatorios estadounidenses, sito en Amador County, California.
Kannberg decide recuperar algunos de los temas descartados durante la grabación del último disco de su anterior banda, Terror Twilight, y prepara un primer sencillo, Goodbye to the Edge City. Unos meses después se publicaría el primer larga duración de PSOI, All This Sounds Gas (2001).
En este primer disco aparece Falling away, la mejor canción de un álbum que suena, como es lógico, muy similar a Pavement, aunque menos ruidoso, más pausado. Este tema, de sencilla letra -casi pueril-, transmite una alegría contagiosa, sin caer en el merengue pastel de algunas tonadas pop. Como el resto del elepé, es una agradable composición de fácil escucha. Si se tira del tópico se puede hablar de una canción redonda. Guitarras distorsionadas, melodías pop y ritmo de rock. Lo justo para bailar en la fiesta del pueblo.