Beirut es un paseo por el Moldava o un viaje a lo largo de los montes Balcanes en un coche fabricado en Detroit. Zach Condon -compositor, multi-instrumentista, narrador- es estadounidense, aunque su música recorre el Este de Europa, el sonido del viejo klezmer judío y asimila las voces de músicos francófonos como Brel y Gainsbourg.
A pesar de la amalgama de elementos tradicionales, su único disco hasta el momento, Gulaj Orkestar, no escapa al lugar de residencia de su compositor: Nueva York. La ciudad más europea de los Estados Unidos imprime un toque de modernidad a tanta tradición. Modernidad que le obliga a emparentarse con el último disco de uno de los grupos de moda de la música independiente, Clap your hands and say yeah!, y a otras bandas como Neutral Milk Hotel.
Trompetas, farfisas, acordeones, mandolinas, violines, chelos y pianos componen la orquesta de este joven que, con 16 años, se largó a recorrer Europa para escuchar a los virtuosos gitanos y la música balcánica. El resultado: por una parte, uno de los mejores discos del año 2006 y la sensación de ansiosa espera ante el que será su segundo álbum. Por otra, la sospecha de que los apocalípticos vaticinios de los librepensadores, que profetizan el fin de la cultura tradicional por culpa de la globalización y cacarean sobre la ignorancia de los yanquis, no son tan reales como nos quieren hacer creer.
viernes, 27 de julio de 2007
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2 comentarios:
Seguro que lo conoces y poco tiene que ver con Beirut, pero Andrew Bird también tiene una onda gitana/balcánica en "Oh! The Grandeur" (1996), que lo hace uno de mis discos favoritos.
"The Mysterious Production of Eggs" (2005) y "Weather Systems" (2003), no teniendo nada que ver, son igualmente imprescindibles. Sin embargo, su último álbum es un tanto decepcionante y los anteriores, creo, intentos para lo que vino después.
Pues la verdad es que Bird no lo tengo muy controlado. He escuchado algunas canciones, pero lo tenía un poco abandonado, porque en la primera escucha no me había convencido. Le daré una segunda oportunidad.
Pero para genios de la música balcánica: Kocani Orkestar. Verdaderos virtuosos.
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