Hay discos que bien valen un sencillo, un par de ellos o tres. Hay bandas que tienen el secreto del baile y logran que sus largos sean un sinfín de movimientos que brotan del cuello, los hombros y la cadera de manera involuntaria. Que el contoneo sea acompasado o desacompasado, queda al gusto del consumidor. Los escoceses Bricolage han logrado componer un primer álbum que se ajusta a estas dos premisas: buenos temas -en un mundo sin maldad ni radiofórmulas serían un éxito- y bailables/saltables. Muy bailables/saltables.
El cuarteto de Glasgow, formado en 2005, editó su primer single en el año 2006: Footsteps, la mejor pieza del álbum. Durante los siguiente dos años publicaron un par de sencillos más y grabaron este debut, de título homónimo y producido por Stephen Lironi, miembro de la banda escocesa de new wave Altered Images.
Que Lironi se haya encargado de la producción parece lógico. Bricolage pertenece a ese movimiento que desde hace tiempo recupera, con mejor o peor resultado, el sonido de la nueva ola. A diferencia de otros grupos -y a la espera de ver qué derroteros toman-, su música resulta muy próxima a bandas como Orange Juice, The The, The Photos y Josef K.
La propuesta de los escoceses es clara: bailemos. Pop puramente británico, ese que sólo ellos conocen la fórmula, como si fuese el secreto de la Coca Cola.
Se entra en el disco con facilidad, casi sin darse cuenta, y se lleva, desde el primer tema, el ritmo con los pies gracias a las afiladas guitarras, la batería y los extraordinarios juegos de voces (sublimes en temas como Turn You Over o Lootus Takes the Wating Out of Wanting). Un par de escollos: dos lentas que incomodan.
Cuando hay bandas obsesionadas con la evolución y la modernidad que perpetran aburrísimos discos vacuos -¿alguien ha dicho The Killers?-, cabe preguntarse: ¿en serio eso es la evolución? Al carajo con ella. Dame singles y llámame tonto.
Footsteps
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