jueves, 30 de octubre de 2008
We shall overcome
miércoles, 1 de octubre de 2008
lunes, 22 de septiembre de 2008
Canciones del verano II
miércoles, 10 de septiembre de 2008
Canciones del verano I
Falling away
martes, 29 de julio de 2008
La homilía del soul
martes, 17 de junio de 2008
El legado del rey
La historia de esta portada continúa. 1979. Londrés. El punk. The Clash. El mejor grupo del primer movimiento antisistema de origen anarquista hace su propio homenaje a uno de sus ídolos. Un tipo que, como ellos, había provocado el escándalo en la sociedad más tradicional, aunque 20 años antes y sin apelar a la política.
El tercer disco de la banda de Joe Strummer, London Calling, recuperaba la iconografía del mítico álbum del rey, aunque la actualizaba, la contextualizaba y le sumaba más fuerza, si cabe, a la original. ¿Cómo? Gracias la violenta imagen del bajista de The Clash, Paul Simonon, a punto de destrozar su bajo.
Un año después los ingleses recuperaron la estética, que no la imagen, para su nuevo single: Train in vain.
Otro seguidor del punk tomó la estética del monarca, aunque a diferencia de los Clash, Tommi Stumpff dulcificó la portada con una párvula imagen. Fue el año de Naranjito: 1982.
A lo patrio. Madrid. Un bar de Cuatro caminos. En la madrileña movida un grupo de gallegos descerebrados, Siniestro total, piensan en la portada de su nuevo sencillo. Es el primer single que no incluye cara A. Tiene dos caras B. Deciden homenajear a sus idolatrados The Clash, aunque prefieren darle un toque propio. Tras varias divagaciones Pepo Fuentes y Julián Hernández -ideólogos del grupo más gamberro de La Movida- optan por sustituir a Simonon por un gaitero. Las canciones del single: Sexo chungo y Me pica un huevo. Surrealismo ibérico.
La más velada referencia a la primera grabación de Elvis la firmó otro genio: Tom Waits. La portada de su aclamado Rain dogs (1985) utiliza una tipografía similar, aunque no tan rupestre. Las diferencias: la distribución del texto y el color de las letras. La imagen fue tomada a finales de los años sesenta por el fotógrafo sueco Anders Petersen y quien aparece en ella, no es Waits.
Entre la larga lista de músicos que han rendido homenaje al rey del rock, hay que destacar la de su homólogo latino: El Vez, el Elvis mexicano. Este marciano con tupé, el más pretigioso imitardor de Elvis en todo el mundo, es considerado una mezcla entre el ídolo estadounidense y el Che Guevara. El Vez, en realidad, homenajeó a dos grupos al mismo tiempo: Elvis y The Clash.
El nombre del más famoso skater de la historia, Tony Hawk, también se ha vinculado a la histórica portada. Su último videojuego contó con una banda sonora propia, con bandas de punk versionando clásicos del punk y del hardcore. La ilustración no puede tener una referencia más clara: London Calling.
La última en homenajear a Elvis ha sido una mujer, K.D. Lang. La canadiense publicó en 2006 Reintarnation. Del rey imita hasta el grito.
A todas estas portadas se suman un larga colección de ‘tapas’ deudoras tanto del rey del rock como de los príncipes del punk. Músicos de todo tipo han retomado la portada original y la han reiventado: folkies, punkies, indie, bluesmen… Elvis no está muerto.
miércoles, 4 de junio de 2008
El oso despierta
Sería un error grave pensar que los anteriores trabajos de Wilco provienen de la experimentación más osada. No son Radiohead, ni Sonic Youth; pero dentro de su mundo canciones de diez minutos, con repetitivas bases electrónicas y guitarras anárquicas, son todo un ejercicio de furia y heterodoxia.
Adios a las migrañas
jueves, 22 de mayo de 2008
Aleluya para hoy
El genio californiano nacido con barba de tres días -deidad trinitaria viva junto a Dylan y Cave- visitará España con dos conciertos en Barcelona y uno en San Sebastián. Una oportunidad única de ver a un tipo que abandonó hace años las noches salvajes de San Francisco para convertirse a la vida hogareña y cotidiana de su rancho y su familia.
viernes, 9 de mayo de 2008
Cualquier otra cosa
jueves, 1 de mayo de 2008
Un elegante bigote
¿Pero quién es Cave? Es un cantautor con banda, The Bad Seeds. Un punk sin cresta. Un bluesman blanco. Un baladista de diseño y sofisticado. Un orador con sintonía. Es un Elvis iracundo. Su carrera ha sido un constante trabajo de reinvención siempre basado en su absorbente personalidad.
El compositor comenzó en esto de la música en los años 70. En su primera banda, The Boys Next Door, conoció a su inseparable compañero Mick Harvey, líder de los orgánicos Bad Seeds. Después llegaría Birthday Party, un ejercicio de expresionismo punk que abriría las puertas del éxito a Cave.
Desaparecidos los Birthday, este fan confeso de Johny Cash, Leonard Cohen y los Beatles se reúne con los Bad Seeds para grabar su primer disco en 1984, From her to eternity. Desde entonces, Nick Cave, que ha publicado seis libros, ha hecho lo que le ha dado la gana. No se puede explicar de otro modo. Ha cantado con Tom Waits, P.J. Harvey, Cash e, incluso, Kylie Minoge.
La semana pasada Cave presentó su nuevo disco (Dig Lazarus, Dig) en San Sebastián y Barcelona. Acompañado de sus siete compañeros de banda, el australiano desgranó algunos de los mejores temas de su repertorio: Deanna, My funeral, your trial, Hard on for Love, The ship song, Straight to you, Tupelo, Stagger Lee y Red right hand. Además de los temas del nuevo álbum (Dig, Lazarus, dig, We call upon the author, Lie down here, Night of the lotus eaters) a lo largo de más de horas de extrema intensidad.
En verano volverá, de momento a Madrid, pero con su banda Grinderman. Así que ya saben, si ven a un tipo alto, enjuto, medio calvo, con bigote, vestido de traje y pegando patadas al aire sobre un escenario, ese es Nick Cave.
miércoles, 16 de abril de 2008
El frío nombre de tu hermana
martes, 8 de abril de 2008
James, mirada de loco
Taylor apareció en el mundo de la música con apenas veinte años recién cumplidos. Aquel seguidor de los Beatles y de la música folk abandonó sus estudios de chelo para dedicarse a la guitarra acústica. Su primer disco llegó muy pronto, en el año 1968: James Taylor. Lo grabó en Inglaterra para el sello de los cuatro fantásticos: Apple. El propio McCartney puso el bajo en el disco. Esta obra no logró una gran repercusión, pero le abrió las puertas, unas puertas pequeñas, a una gira por Estados Unidos.
Después llegaría Sweet baby James. Era 1970. Su segundo disco en solitario es una obra maestra. El cantautor pertenecía a aquella generación que vivía la resaca del movimiento hippie y del verano del amor. Era una generación que empezaba a perder el interés por los movimientos políticos y empezaba a mirar más hacia su ombligo. Taylor escribió una obra muy autobiográfica que logró alcanzar el número uno de la lista de ventas. La fantástica Fire and rain recupera sus días internado, en el que vislumbra, a diferencia de otros autores, esperanza.
Sweet baby James es una preciosa recopilación de tranquilas canciones en las que el bostoniano recoge lo mejor del folk y del blues. Hay algún toque de pop, escaso, y más referencias sonoras a Bob Dylan que a los Beatles. La música de Taylor es intimista y alejada de las grandes epopeyas. Sus historias son mínimas, como su música, ajena a las orquestaciones. Un sonido desnudo, como el que suelen exigir el sonido acústico y los cuentacuentos.
El éxito de este álbum fue tal que Taylor protagonizó la portada de la revista Time, como representante de la nueva generación de songwriters que reunía a gente como Joni Mitchell, Carly Simon o Cat Stevens. A partir de ese momento, el compositor de Boston se convertía en un referente para la música americana, la más joven promesa.
La carrera de Taylor ya no tuvo freno. Discos, directos e incluso alguna incursión en el mundo del cine. Su mayor hito, al menos comercial, haber vendido 11 millones de copias de su disco Greatest hits.
martes, 1 de abril de 2008
Las cartas sobre la mesa
miércoles, 19 de marzo de 2008
El hombre matraz
The cat
domingo, 16 de marzo de 2008
En estéreo
domingo, 24 de febrero de 2008
El chico de la cebolla
Ahora regresa con Born in the UK, una vuelta a las historias casi infantiles y las melodías luminosas y delicadas que han convertido a BDB en una especie de Springsteen sin pañuelo en la cabeza ni ánimo de rock'n'roll.
miércoles, 13 de febrero de 2008
Bajo el puente
La canción que dio título al disco se convirtió en un éxito y se mantuvo durante seis semanas en el primer puesto del Billboard. Tuvieron que llegar los Beatles con su Let it be para apartarlos de ese lugar. Una curiosidad: aquel también fue el último disco del cuatro fantásticos y, según los rumores, también tuvieron su disputas, bajo la atenta mirada de la mala malísima del pop: Yoko Ono -no pronuncie su nombre tres veces seguidas-.
Paul Simon compuso la canción para que la cantase Art Garfunkel, que era el rubio de irritante voz. Pero, parece ser que no le apetecía que la cantase el solo, prefería compartir la canción. Guerra de egos y disputa al canto.
La canción fue un éxito, y otros artistas quisieron hacer la propia. El listado de versiones de Bridge over troubled water es kilométrico: Jackson 5, Roy Orbison, Roberta Flack, Willie Nelson, Jonnhy Cash e, incluso, el ínclito Camilo Sexto, traducida para tan magna ocasión.
Entre tantos nombres destacan: Elvis, Aretha Franklin y Jonnhy Cash. Cuando Simon escuchó la versión del rey del rock, aseguró que aquel tema ya no podría ser suyo nunca más. A partir de aquel momento se había convertido en una canción del rey.
Y del rey a la reina, aunque en este caso del soul. Aretha Franklin, un año después de que se publicase la canción, se sentó al órgano para desmontar la melodía de Simon & Garfunkel. La musa convirtió la composición en un himno R & B al que dotó de la viveza y el brío de una de las voces más personales y con carácter de la historia de la música. Tanto fue así, que en 1971 logró meterla en el top de las canciones más escuchadas del año -además de superar la versión original-.
Aretha Franklin
Camilo Sesto
sábado, 2 de febrero de 2008
Je suis américain
Biolay publicó su primer disco en 1999, Rose Kenedy. Bajo un título tan anglófono había un disco repleto de buenas composiciones con un sonido americano. Un pop exquisito en el que el creador francés demuestra su soltura como compositor. Su disco más pop, repleto de samplers con la voz de Marilyn Monroe, sacados de la película Con faldas y a lo loco. Un poco melancólico y sombrío que suena a un otoño de hojas caducas. En las letras Biolay demuestra su querencia por las letras con cierto toque sureal y las imágenes extrañas.
A partir de este disco, Biolay presenta un catálogo un tanto irregular. Negatif, su segundo larga duración toma ciertos carices de rock, un rock suave, y se atreve con algunas aventuras sonoras en largas canciones. Un año después, en 2004, publica la banda sonora Clara et moi. Y ese mismo año saca su proyecto Home, un disco grabado con su mujer Chiara Mastroiani. Esta obra realmente no está a la altura del resto de las composiciones.
En 2005, presentó su disco más intimista y oscuro, L’origine. Biolay reconocía en una entrevista que este era un disco llevado por la decepción, por la ira. Quizás esta ira fuese demasiado para su seguidores porque el álbum supuso un fracaso en ventas. De hecho, el galo tan sólo dio un concierto no hubo giras y se encerró a componer su nuevo larga duración: Trash yeyé.
A diferencia de L’origine, su último disco, publicado a finales de 2007, habla de amor y es catalogado por el artista como un disco repleto de luz. Biolay relaciona la luminosidad del disco con el lugar en el que fue escrito el mítico Woodstock. En medio del campo, en una casa rural, rodeado de lo más granado de la música folk americana, compuso las canciones del disco.
Biolay, que ha compuesto para cantantes como Keren Ann, Françoise Hardy, Elodie Frege o su hermana Coralie Clement, siempre ha renegado del marchamo que le une a la nueva canción francesa. Él reconoce que no escucha música de su país -sólo hip-hop-. Sus referencias son norteamericanas y su mundo lírico poco tiene que ver con el de los austeros nombres de la nouvelle chanson. Biolay no es Dominique A, ni ganas que tiene, él preferiría ser Neil Young.
martes, 22 de enero de 2008
La vida según Vinicius
En 1929 comenzó a estudiar Derecho en Río de Janeiro. Durante los años universitarios escribió las letras de diez canciones que interpretaron los hermanos Tapajós. En 1933, al finalizar sus estudios, publicó su primer libro: Caminho para a distancia. Después llegaron Forma e exegese y Ariana, a mulher. Mientras, durante esos años, trabajaba como censor cinematográfico.
En 1938 consigue una beca para estudiar en Oxford, tiempo que comparte con la publicación de nuevos poemarios. Años después accederá al cuerpo diplomático y se marcha a Los Ángeles como vicecónsul. Es su primer destino. Le seguirían Francia y Uruguay. Después, llegaría la expulsión del cuerpo diplomático brasileño.
En ese momento comienza a dedicar su vida de manera exclusiva a la música y la literatura. Una curiosidad, a pesar de comenzar a componer con apenas 18 años, en realidad abandona la música hasta el año 1953, cuando escribe su primera samba.
En 1956 conoce a Antonio Carlos Jobim, otro genio de la música contemporánea con el que forma el movimiento conocido como Bossa nova, que significa nueva voz. Este movimiento supuso la unión de la música tradicional brasileña, la samba, con el jazz.
Este dúo compuso el gran himno de la bossa. Inconfundible, la Garota de Ipanema se ha convertido en una de las canciones más versionadas de la historia melódica. El mismísimo Sinatra -el crooner por excelencia- se atrevió a enfrentarse a esta composición de apenas dos minutos. Breve como las buenas canciones de punk. El resultado, comparado con el original no le llega a la suela de los zapatos. Que Frank me perdone.
A pesar de que De Moraes se incorporó tarde al mundo de la música, grabó un buen número de discos. Quizás los más destacados sean Afro-samba, que compuso y grabó con el virtuoso guitarrista Baden Powell -no el fundador de los Scouts-, y el falso directo en el bar La Fusa, en Mar de Plata, Argentina.
El brasileño, que saltó a los escenarios pasados los cincuenta años, quedó encantado de su actuación ante el público argentino. Tal fue su fascinación que se le ocurrió grabar un disco de estudio e incluir el sonido de los asistentes a uno de sus conciertos en La Fusa. Chascarrillos, risas e interpretaciones que en realidad es ante un reducido auditorio de 25 personas que acudieron al local de grabación. El resto, el murmullo, el ambiente del lugar, se ‘incrustó’ después.
En este ‘no directo’ la compañía no podía ser más selecta: Toquinho, guitarra y voz. María Creuza, voz. Mario ‘Mojarra’ Fernández, contrabajo; y Enrique ‘Zurdo’ Roizner, batería. El éxito de este disco fue tal que Vinicius entró de nuevo en el estudio. Un año después, en 1971, graba una segunda parte, en la que incluyó a otra María, en este caso Betanhia. El disco se materializó en un par de días y, de nuevo, fue un éxito, aunque quizás carece de la alegría y espontaneidad del primero.
Vinicius recordaba que el disco, uno de los más vendido de la historia de la música brasileña, contó con todos los elementos que él consideraba esenciales para hacer un buen trabajo: whisky y mujeres bonitas. Así lo dejó escrito en la portada.